¡Tranquilos y tranquilas que no es mi
intención venderos nada! Al menos de momento, je je je. Una vez
pasado el Día de la Madre, me ha hecho reflexionar sobre lo mucho
que influyen las grandes marcas en lo relativo a nuestros
sentimientos, por decirlo de alguna manera. Está la Navidad, San
Valentin, el Día del Padre/Madre... etc. A ver que tenemos que
comprar cuando ellos deciden que compremos.
Empezaremos por la Navidad, cada vez
más influenciados por las películas americanas, nos volvemos locos
comprando y gastando a la misma vez que adornamos la casa con más
luz que los casinos de Las Vegas. Nuestro afán consumista nos
absorbe tanto, que incluso se nos olvida que esa fantástica tarjeta
de crédito dorada pasará sus cuentas en la famosa cuesta de enero.
Nos invaden con maravillosos anuncios teniendo al Corte Inglés como
estandarte, porque seamos francos, allí es donde vamos todos cuando
tenemos que realizar un compra de última hora. Todo el mundo te
felicita y gente que no te habla en la vida ahora te habla y tienes
que asistir por pelotas a esas pantagruélicas cenas en que no
soportas a la mitad de tus familiares. Pero ahí no queda eso, se ve
que solo en Navidad es cuando los niños del tercer mundo tienen
hambre y necesitan ser apadrinados, ¿qué pasa?¿ que en agosto no
pasan hambre? ¿no necesitan ayuda? Es una cosa que no entiendo,
entonces mientras estás espachurrado en el sofá con la barriga que
no puedes más de comer, sale un anuncio de alguna ONG (que gracias
al señor Urdangarin cada vez nos vamos a fiar menos) pidiendo
apadrinamiento por muy pocos euros al mes, y nosotros en un acto
solidaridad, porque los españoles a solidarios no nos gana nadie,
pues llamamos, lloramos con la teleoperadora y al final donamos, pero
al cabo de unos meses, esas donaciones ya no son tan numerosas.
Bueno el día de San Valentin, el día
de los enamorados ya es lo más. Quizás ahora con la crisis no, pero
yo me acuerdo de haber visto anunciada la Semana de San Valentín,
¡no un día señores y señoras, sino toda una puñetera semana!
¡ole tus huevos! Por lo que se ve, si no le regalas algo a tu pareja
en esas fechas, es sinónimo de que no le quieres, lo cual me parece
algo patético.
Yo por ejemplo, regalo las cosas cuando a mi me
apetece sin ningún motivo en especial, y pensado sobre todo en esa
persona, porque vaya, yo he recibido cada regalo que tela, y entonces
piensas: ¿lo estás comprando para ti o para mi? ¿Cuántas veces
hemos oido: uff si no le regalo nada se me va cabrear? Porque claro
además esperan algo superfantástico de la muerte, pero resulta que
el capullo/a que tenemos como pareja ni se ha parado a pensar en
ello.
En Catalunya, además tenemos el día
de Sant Jordi, para que luego digan que los catalanes somos
agarrados. Entonces por cojones y por tradición el hombre le regala
una rosa a la mujer y ella un libro, se ve que aquí los cultos son
ellos, lo curioso es que si te fijas en un vagón de metro quien está
leyendo, resulta que la mayoría es femenina.....entonces hay algo
que no me cuadra. A mi no me gustan las flores, y quien me conoce lo
sabe, lo peor que se me puede regalar es un ramo de flores, pero
siguen insistiendo y por no enviar a cagar a nadie pues las recibo
con una amplia sonrisa y las pongo en el jarrón que ya me he
comprado para la ocasión. Y yo: “tranquilos si tengo jarrón”,
¡vaya como si me regalaran flores cada día! Yo soy muy práctica,
qué queréis que os diga, por eso cuando en el trabajo nos regalan
una rosa a cada mujer de la oficina, me dan ganas de decir una
lindeza, pero no digo nada, porque a los hombres no se les regala un
libro en este caso. Claro que entonces la rara soy yo, porque no me
gustan las flores.
¿De verdad tu madre quiere flores? |
Y el día de la Madre.....quizás para
mi es más significativo porque ya no tengo, pero el Corte Inglés se
encarga de recordarme la maravilloso que es tener una, pues es algo
que la gente celebra casi por obligación y es verdad. Hay una cosa
que no entiendo, ¿porqué la mayoría de veces a nuestras madres le
regalamos cosas para el hogar? Porque aquí todos hemos regalado
planchas, sartenes, licuadoras, yogurteras, cafeteras, etc. Una
Nespresso por muy bonita que sea no se la va a poner tu madre en el
cuello como un colgante. No pensamos en ella, salimos del paso y ya
está. Hoy ir a comer con vuestra madre es lo de menos, lo que
importa es lo que se hace a lo largo del año o de nuestra vida..
Yo flipé el domingo (Dia de la Madre),
mientras estaba esperando a un amigo, de repente oigo a alguien
hablando muy fuerte: ¿Pero dónde estabas?, le decía una mujer a su
madre que debía tener unos 80 años, la anciana le ha contestó que
como había llegado antes pues se había ido a dar una vuelta, y su
hija otra vez gritando :¿pero si te hemos dicho a la una y media?
¿porqué has venido antes? Y la señora le responde que no se había
dado cuenta (con esa edad hay que ser más tolerantes) y como se
aburría de estar de pie pues se había ido a dar una vuelta, y
claro, hija, yerno y niños gritones (tres en concreto) pues estaban
ya cansados de esperar, total que cuando la mujer ha preguntado donde
iban a comer, el yerno ha dicho “aquí al Kentucky”. Y me he
quedado a cuadros, ¡so desgraciado, vale que hay crisis, pero llevas
a tu suegra a un sitio que con el primer bocado que le de a la alita
de pollo la mujer va a tener un colapso en las venas de tanta grasa
adulterada! Vamos para cagarse.
Por supuesto no todos los hijos son
así, pero pensad por un momento, ¿cuántas veces habéis invitado a
vuestros padres a comer casa?, se pueden contar con los dedos de la
mano. Y no me digáis que no tenéis sitio, que para invitar a los
amigos a tomar cubatas si que hay. ¿Vosotros creéis que a vuestra
madre le va a importar que le invites a un pica pica? Pues
seguramente no, pero no se nos pasa ni por la cabeza, porque hoy la
mayoría de gente ha ido a comer a casa de su madre, la cual ha
estado currando como una loca para que todo el mundo esté satisfecho
en la mesa y además como sobra comida, los niños que ya están
independizados se van cargados de tuppers a casa, vaya como si fuera
un supermercado. ¡Qué bonito todo! Pues no, a ver si espabilamos.
Las madres, como gallinas cluecas que
son, pues tienen la manía de alimentar a sus polluelos aún cuando
están ya fuera de casa, y los polluelos se aprovechan de
ello....Cuando yo me fui de casa, como cada sábado iba a la comida
obligada de mis padres, pues cuando me iba mi madre me daba una bolsa
que ni el Mercadona a primero de mes. Pero le paré los pies y le
dije que yo me tenía que espabilar solita, y lo aceptó a
regañadientes y al final solo me daba manzanas y aunque os parezca
raro, un bote de leticina de soja, que ella decía que iba muy bien
para eliminar el colesterol y no sé si es por esas insistencia yo no
tengo colesterol y sigo consumiendo la puñetera leticina, para ser
una madre andaluza criada entre fritura hay que ver lo que se
preocupaba por el colesterol! Ja ja ja, Pues eso queridos y queridas,
que achuchéis a vuestra madre, que tengáis un detalle de vez en
cuando con ella, que no es pesada, que se preocupa de vosotros y que
sobre todo que le digáis que la queréis y no porque el Corte Inglés
lo diga, sino porque lo sentís de verdad y porque llegará el día
que ya no estará, y os arrepentiréis de no haber compartido un
montón de cosas con ellas. Y esto aplicadlo al resto de gente que os
importa, haced las cosas cuando las sintáis aunque nadie las
entienda y aunque incluso en alguna ocasión alguien os diga que no
os lo ha pedido (que me parece una falta total de tacto) si vosotros
os sentís bien, pues adelante.
¡Y Corte Inglés y demás que se vayan
a cagar! Nadie nos dice cuando tenemos que hacer las cosas, ¡hombre
ya!
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