lunes, 21 de mayo de 2012

MIS 3 PARAÍSOS PARA PERDERSE


Cuando uno piensa en un lugar para perderse y relajarse, nuestra mente se va hacia lugares lejanos, pero a veces no nos damos cuenta de que están mucho más cerca de lo que creemos. Para mi en estos momentos, hay 3 sitios especiales: Kapalai Resort (Sipadan-Malasia), Menorca y Águilas (Murcia). Uno muy lejano y dos más cercanos y más asequibles.

Kapalai Resort
Mi afición al buceo (algún día os pegaré la paliza con esto) me llevó hasta un lugar llamado Kapalai Resort, para llegar allí creo que cogí todos los medios de transporte habidos y por haber menos un burro. Al resort llegamos en una lancha rápida, que se dice pronto y de repente aparece como de la nada, la típica foto que vemos siempre en las agencias de viajes y con la que soñamos y una no da crédito a sus ojos porque se imagina que nunca va estar en un lugar así, y ahora no penséis que tengo mucha pasta, que eso requirió un esfuerzo extremo para poder lograrlo. Lo que sorprende de este lugar, a parte del solazo que hace desde las seis de la mañana (protección solar a tope obligada) es el silencio, sobre todo al atardecer, donde cualquier tipo de actividad cesa..... Siempre se ha comparado a este resort con un barco anclado en la arena, porque allá donde mires solo hay agua....y ya os digo yo que impresiona y mucho. Lo que si os advierto es que a este sitio o se va a fornicar o a bucear, y como yo lo primero no lo iba a hacer, pues fui a hacer lo segundo. Es cierto que algunos japoneses van hasta allí a celebrar su boda, incluso hay gente que va cada año con sus hijos a bucear y tomar el sol, pero básicamente es eso, no hay nada más que hacer.
Después de toda la actividad diaria de buceo, lo mejor era sentarse con una cerveza y mirar el mar relajadamente....no hay palabras para describir la sensación de libertad mental que te da y a la vez lo pequeño que uno se siente. A veces pensaba: “coño y si viene un tsunami, nos vamos todos a tomar viento”, y es verdad, quizás son mares tranquilos en los que nunca hay oleaje, pero la duda siempre te queda. Todo el mundo que trabaja allí, la mayoría filipino, es superamable y siempre están dispuestos a ayudarte. Cuando llegas, lo primero es dejar tu pasaporte y todo tu dinero en un sobre cerrado por ti, con el nombre escrito encima de la cinta adhesiva que lo cierra y a partir de ahí no te tienes que preocupar de llevar dinero encima, todo lo que consumas lo cargas a tu bungalow y cuando te vas pues pagas con la tarjeta, no hay problemas de robos y más teniendo en cuenta que en una parte de este resort está habitada por militares, así que más seguros imposible.

Menorca
La primera vez que fui a Menorca fue hace unos 20 años (bufff!!! hace ya tanto?) y aunque por aquel entonces no buceaba, enseguida me quedé sorprendida por la transparencia de sus aguas, era tranquila porque no había tanta gente como ahora, y la verdad es que me quedé siempre con ganas de volver, pero mi pareja era un poco sosa, también hay que decirlo. Con el paso del tiempo, cambié de pareja (prefiero no contar cuantas veces he cambiado de pareja porque os aburriría) y siempre me quedó la espina de ir en Sant Joan, pero tampoco lo logré (no le gustaba mucho viajar, ya ves tú, como si nos fuéramos a ir a la China), pero he asistido a otro tipo de fiestas similares. Gracias a esas oportunidades que se te presentan en la vida, tuve la suerte de visitar la isla hace dos años, coincidiendo con las fiestas del patrón del pueblo donde me hospedaba y viví en mi piel lo que son unas fiestas con sus caballos y su pomada (gin+limonada) que puede llegar a ser extremadamente peligrosa y lo sé por experiencia, tengo unas marcas en la espalda que dan buena cuenta de ello. Pero fiestas a parte, lo que sí que tengo que agradecer a toda la gente que me ha abierto su casa, su amistad y su cariño de esta maravillosa isla, es la posibilidad de ver la belleza extrema de sus paisajes y de lugares escondidos donde te quedarías allí eternamente, con unas aguas que no tienen nada que envidiar a ningún paraíso lejano con todos sus cocoteros y pulseras para turistas. 
Menorca
Pero como todo, cuando se descubre algo que vale realmente la pena, la noticia corre como la pólvora y gracias a un anuncio de cerveza, Menorca se hizo más famosa y el año pasado, no sé si por la crisis o porqué, estar allí en agosto se convirtió en algunas ocasiones en un verdadero suplicio tanto para circular por las carreteras como para ir a la playa, claro que como siempre, la gente de allí sabía donde llevarte para disfrutar de un poco de paz. Que para la economía iba superbien pero para tu paciencia no. También he tenido oportunidad de bucear en sus aguas y espero hacerlo de nuevo. Aunque ahora las circunstancias no son las más propicias por diversos factores, espero volver, no me importa la época del año, yo he estado en julio, en agosto, en diciembre..... me da igual, cada época tiene algo y como le comenté a una amiga que vive allí, cada vez que piso el aeropuerto de Maó, me da la sensación de que estoy en casa, y no beso el suelo, como cuando el Papa va de excursión porque se pensaría la gente que me he vuelto loca, eso mismo me pasa cuando voy a Ámsterdam, una de mis ciudades fetiches y no por los coffeeshops ¡malpensados! Je je je. Mirad si me gusta la isla, que hasta miro el tiempo que hace casi cada día, estoy para encerrar ¿verdad?

Águilas
Y última y no por ello menos importante, es Águilas, un pequeño pueblo de Murcia cercano a Almería, al que fui la semana pasada, donde mi madrina, que es uno de esos seres celestiales que te llegan en la vida sin saber porqué, pero que velan por ti cual Ángel de la Guarda, pues tiene una casa con una gran extensión de terreno dedicado al cultivo. Mi madrina, Joana, que elabora jabones artesanales y con la libertad que te dan lo pasos de los años, disfruta de lo que le gusta hacer. Allí la desconexión es absoluta, más que nada porque hay poca cobertura, así que es una buena terapia de choque para los adictos a smartphones, tablets, redes sociales, etc. etc. y eso es lo que hice yo.... apagar el móvil y con ello del mundo y me daba igual que cayera una bomba, como si cuando regresara al trabajo me encontrase con la persiana cerrada, necesitaba desconectarme de todo, para parar de esta vida acelerada y pensar y recapacitar en muchas cosas. Y las charlas con mi madrina en el porche han sido esenciales y renovadoras en todo momento. También quiero destacar que mi madrina es una de las pocas personas que he visto salir del coche con tacones y meterse directamente en el huerto a recoger lo que sea, ¡di que sí!
Me he ensuciado de tierra recogiendo patatas, cebollas, limones, naranjas.....pero ha sido una experiencia que repetiré con certeza. Levantarse por la mañana con el sonido de los pájaros no tiene precio, ir a una playa en la que la única persona para tomar el sol eres tu........pues es algo que hoy día no te llegas a esperar. Ir a recoger lo que necesitas directamente del huerto como si fueras al Mercadona de la esquina, pues te descoloca. La vida se ralentiza y te das cuenta que no necesitas tanto para vivir y que la prioridades también cambian.

¿Que tienen estos tres lugares en común y que para mi es primordial? La respuesta es muy fácil, pues el MAR, no podría vivir en un lugar en el que no existiera el mar, paradójicamente me ahogaría sin él.

Yo os invito a desconectar, apagad el móvil aunque sea un día, e iros a vuestro lugar preferido,y pensad y haced una valoración de vuestro último año, que es lo que queréis eliminar de vuestra vida y con qué y con quien os queréis quedar. En diciembre cuando tengo vacaciones, voy al Acuario de Barcelona y me siento en frente del gran tanque (también he buceado allí) donde están los tiburones y un montón de especies más y me quedo en la penumbra, sentada en la grada y me relajo, y no es que se me ponga cara de besugo como los que están dentro (bueno un poco sí, ja ja), pero me relajo y pienso y desconecto, y si no puedo ir al acuario, pues paseo por el espigón y me siento mirando el mar, siempre el mar, forma parte de mi, quizás por eso lleve tatuado en mi piel el símbolo japonés del agua, y no soy una sirena, porque tampoco tengo cualidades para ello, pero una piratilla que surcaría por encima y por debajo los mares del mundo.....eso si que lo soy ;-) .

Así que queridos niños y niñas, volvamos a lo primitivo por un momento, que porque no juguemos al Apalabrados o no recibamos una notificación del Facebook o de WhatsApp, no se acaba el mundo, al contrario, nos dará un respiro para seguir viviendo en el mundo de control que nosotros mismos hemos aceptado, porque estamos más controlados que nunca. ¿Habeís leído 1984 de George Orwell? Hace referencia al Gran Hermano y no me refiero a la basura que presenta Mercedes Milá, pero es eso en definitiva: El Gran Hermano te controla, el Gran Hermano te vigila.
Así que..... ¡vosotros mismos!

lunes, 7 de mayo de 2012

LOS DÍAS OBLIGADOS DEL CORTE INGLÉS




¡Tranquilos y tranquilas que no es mi intención venderos nada! Al menos de momento, je je je. Una vez pasado el Día de la Madre, me ha hecho reflexionar sobre lo mucho que influyen las grandes marcas en lo relativo a nuestros sentimientos, por decirlo de alguna manera. Está la Navidad, San Valentin, el Día del Padre/Madre... etc. A ver que tenemos que comprar cuando ellos deciden que compremos.

Empezaremos por la Navidad, cada vez más influenciados por las películas americanas, nos volvemos locos comprando y gastando a la misma vez que adornamos la casa con más luz que los casinos de Las Vegas. Nuestro afán consumista nos absorbe tanto, que incluso se nos olvida que esa fantástica tarjeta de crédito dorada pasará sus cuentas en la famosa cuesta de enero. Nos invaden con maravillosos anuncios teniendo al Corte Inglés como estandarte, porque seamos francos, allí es donde vamos todos cuando tenemos que realizar un compra de última hora. Todo el mundo te felicita y gente que no te habla en la vida ahora te habla y tienes que asistir por pelotas a esas pantagruélicas cenas en que no soportas a la mitad de tus familiares. Pero ahí no queda eso, se ve que solo en Navidad es cuando los niños del tercer mundo tienen hambre y necesitan ser apadrinados, ¿qué pasa?¿ que en agosto no pasan hambre? ¿no necesitan ayuda? Es una cosa que no entiendo, entonces mientras estás espachurrado en el sofá con la barriga que no puedes más de comer, sale un anuncio de alguna ONG (que gracias al señor Urdangarin cada vez nos vamos a fiar menos) pidiendo apadrinamiento por muy pocos euros al mes, y nosotros en un acto solidaridad, porque los españoles a solidarios no nos gana nadie, pues llamamos, lloramos con la teleoperadora y al final donamos, pero al cabo de unos meses, esas donaciones ya no son tan numerosas.

Bueno el día de San Valentin, el día de los enamorados ya es lo más. Quizás ahora con la crisis no, pero yo me acuerdo de haber visto anunciada la Semana de San Valentín, ¡no un día señores y señoras, sino toda una puñetera semana! ¡ole tus huevos! Por lo que se ve, si no le regalas algo a tu pareja en esas fechas, es sinónimo de que no le quieres, lo cual me parece algo patético. 
Yo por ejemplo, regalo las cosas cuando a mi me apetece sin ningún motivo en especial, y pensado sobre todo en esa persona, porque vaya, yo he recibido cada regalo que tela, y entonces piensas: ¿lo estás comprando para ti o para mi? ¿Cuántas veces hemos oido: uff si no le regalo nada se me va cabrear? Porque claro además esperan algo superfantástico de la muerte, pero resulta que el capullo/a que tenemos como pareja ni se ha parado a pensar en ello.

En Catalunya, además tenemos el día de Sant Jordi, para que luego digan que los catalanes somos agarrados. Entonces por cojones y por tradición el hombre le regala una rosa a la mujer y ella un libro, se ve que aquí los cultos son ellos, lo curioso es que si te fijas en un vagón de metro quien está leyendo, resulta que la mayoría es femenina.....entonces hay algo que no me cuadra. A mi no me gustan las flores, y quien me conoce lo sabe, lo peor que se me puede regalar es un ramo de flores, pero siguen insistiendo y por no enviar a cagar a nadie pues las recibo con una amplia sonrisa y las pongo en el jarrón que ya me he comprado para la ocasión. Y yo: “tranquilos si tengo jarrón”, ¡vaya como si me regalaran flores cada día! Yo soy muy práctica, qué queréis que os diga, por eso cuando en el trabajo nos regalan una rosa a cada mujer de la oficina, me dan ganas de decir una lindeza, pero no digo nada, porque a los hombres no se les regala un libro en este caso. Claro que entonces la rara soy yo, porque no me gustan las flores.

¿De verdad tu madre quiere flores?
Y el día de la Madre.....quizás para mi es más significativo porque ya no tengo, pero el Corte Inglés se encarga de recordarme la maravilloso que es tener una, pues es algo que la gente celebra casi por obligación y es verdad. Hay una cosa que no entiendo, ¿porqué la mayoría de veces a nuestras madres le regalamos cosas para el hogar? Porque aquí todos hemos regalado planchas, sartenes, licuadoras, yogurteras, cafeteras, etc. Una Nespresso por muy bonita que sea no se la va a poner tu madre en el cuello como un colgante. No pensamos en ella, salimos del paso y ya está. Hoy ir a comer con vuestra madre es lo de menos, lo que importa es lo que se hace a lo largo del año o de nuestra vida..

Yo flipé el domingo (Dia de la Madre), mientras estaba esperando a un amigo, de repente oigo a alguien hablando muy fuerte: ¿Pero dónde estabas?, le decía una mujer a su madre que debía tener unos 80 años, la anciana le ha contestó que como había llegado antes pues se había ido a dar una vuelta, y su hija otra vez gritando :¿pero si te hemos dicho a la una y media? ¿porqué has venido antes? Y la señora le responde que no se había dado cuenta (con esa edad hay que ser más tolerantes) y como se aburría de estar de pie pues se había ido a dar una vuelta, y claro, hija, yerno y niños gritones (tres en concreto) pues estaban ya cansados de esperar, total que cuando la mujer ha preguntado donde iban a comer, el yerno ha dicho “aquí al Kentucky”. Y me he quedado a cuadros, ¡so desgraciado, vale que hay crisis, pero llevas a tu suegra a un sitio que con el primer bocado que le de a la alita de pollo la mujer va a tener un colapso en las venas de tanta grasa adulterada! Vamos para cagarse.

Por supuesto no todos los hijos son así, pero pensad por un momento, ¿cuántas veces habéis invitado a vuestros padres a comer casa?, se pueden contar con los dedos de la mano. Y no me digáis que no tenéis sitio, que para invitar a los amigos a tomar cubatas si que hay. ¿Vosotros creéis que a vuestra madre le va a importar que le invites a un pica pica? Pues seguramente no, pero no se nos pasa ni por la cabeza, porque hoy la mayoría de gente ha ido a comer a casa de su madre, la cual ha estado currando como una loca para que todo el mundo esté satisfecho en la mesa y además como sobra comida, los niños que ya están independizados se van cargados de tuppers a casa, vaya como si fuera un supermercado. ¡Qué bonito todo! Pues no, a ver si espabilamos.

Las madres, como gallinas cluecas que son, pues tienen la manía de alimentar a sus polluelos aún cuando están ya fuera de casa, y los polluelos se aprovechan de ello....Cuando yo me fui de casa, como cada sábado iba a la comida obligada de mis padres, pues cuando me iba mi madre me daba una bolsa que ni el Mercadona a primero de mes. Pero le paré los pies y le dije que yo me tenía que espabilar solita, y lo aceptó a regañadientes y al final solo me daba manzanas y aunque os parezca raro, un bote de leticina de soja, que ella decía que iba muy bien para eliminar el colesterol y no sé si es por esas insistencia yo no tengo colesterol y sigo consumiendo la puñetera leticina, para ser una madre andaluza criada entre fritura hay que ver lo que se preocupaba por el colesterol! Ja ja ja, Pues eso queridos y queridas, que achuchéis a vuestra madre, que tengáis un detalle de vez en cuando con ella, que no es pesada, que se preocupa de vosotros y que sobre todo que le digáis que la queréis y no porque el Corte Inglés lo diga, sino porque lo sentís de verdad y porque llegará el día que ya no estará, y os arrepentiréis de no haber compartido un montón de cosas con ellas. Y esto aplicadlo al resto de gente que os importa, haced las cosas cuando las sintáis aunque nadie las entienda y aunque incluso en alguna ocasión alguien os diga que no os lo ha pedido (que me parece una falta total de tacto) si vosotros os sentís bien, pues adelante.

¡Y Corte Inglés y demás que se vayan a cagar! Nadie nos dice cuando tenemos que hacer las cosas, ¡hombre ya!

martes, 1 de mayo de 2012

A partir de los 30......ufffff


Ayyyy la edad, la edad!!!

¡Esos malditos pelos!
A partir de los 30 las cosas cambian más de lo que creemos y sobretodo cuando nos levantamos por la mañana. Un día de repente nos miramos al espejo, pero no el espejo del baño, sino esos malditos espejos de aumento que se ríen de nosotras en nuestra propia cara, y nos damos cuenta que de la noche a la mañana nos hemos convertido en una especie de Bruja del Oeste del Mago de Oz y me refiero a que ni nos habíamos fijado antes de que nos ha salido un pelo negro y duro en la barbilla, eso las que tienen suerte, porque a veces pueden aparecer incluso dos. Así que sorprendidas a la par que indignadas, con nuestra pinza preferida en mano nos disponemos a eliminar ese habitante indeseado de nuestro rostro. Cuando lo sacamos lo observamos victoriosas y pensando que el cabrón no va a salir más, pero dada la raíz que tiene estamos seguras que volverá a las andadas. Nos sorprendemos de su longitud y nos preguntamos cómo ha podido estar ahí todo ese tiempo sin reparar en su presencia, y también ya les vale a nuestras amigas que seguro que lo han visto y se han callado las muy malas pécoras.

Pero pasa el tiempo y ese pelo negro se convierte en blanco y eso ya es mortal, porque puede que se disimule más pero te da la sensación de ser el maestro de Kung Fú y una vez más tus amigas (que a partir de ahora las deberíamos considerar conocidas) tampoco te dicen nada.

Claro que si solo fuera la aparición de un pelo el cambio más significativo de los años, pues la verdad, tampoco pasaría nada. Pero no queda ahí la cosa queridas amigas. Como locas que vamos todas cuando suena el despertador, pegamos un brinco la cama, nos duchamos, no nos ponemos body milk porque no nos da tiempo porque sabemos que si al momento te colocas los pantalones, ya os digo yo que hay que metérselos con calzador. Las que tenemos suerte, incluso somos capaces de bebernos un vaso de leche, café o similar y bolso y móvil en mano cogemos el ascensor. Los ascensores ejercen un poder especial que es mirarnos al espejo...y entonces otra vez de repente tienes otra sorpresa:  ha aparecido un surco en la mejilla cual Al Capone, fruto de dormir pegada a las sábanas, que antes esto se nos iba en un momento y ahora por muchas muecas que hagas inflando los carrillos como Louis Amstrong en sus mejores tiempos, pues no hay manera de que desaparezca tan fácilmente como antes. Total que llegas al trabajo y siempre hay alguien que te dice: vaya, parecen que se te han pegado las sábanas. Y tú que le vas a decir!, pues te callas para no crear un conflicto internacional.
¿Botox si o no?

Y en ese momento hay una palabra que se te pasa por la mente......BOTOX. Ahhh esas malditas revistas femeninas que nos invaden y que en realidad tienen el don de rellenar páginas y páginas hablando de cosas que no te llevan a ninguna parte. Empezamos a pensar y autoconvencernos que un poco de bótox no nos vendría mal. Pero luego la voz de la conciencia te hace volver a la tierra: ¿que te quieres quedar sin expresión como una muñeca hinchable? Pues yo la verdad no, aunque respeto totalmente a quien se lo quiera hacer, cada uno con su cuerpo que haga lo que quiera, para eso estamos en un país libre, al menos de momento, pero al paso que vamos no sé yo....... Al final nos van a cobrar hasta por pensar. Solo remarcar una cosa, que si al final decidimos ponernos el maldito botox, al menos ir a un buen especialista e informarse de sus pros y sus contras, porque se ve cada cosa por el mundo que nos tira de espaldas.

Ahhh se me olvidadaba, pero.... ¿cuántas de nosotras no odiamos al maldito Newton y su puñetera ley de la gravedad? Dios mío, pero qué pasa! Vaya, que estamos como las casas colgantes de Cuenca. Te vuelves loca haciendo tríceps (las más deportistas) y ejercicios fortalecedores para el pecho (copiados por supuesto de estas fantásticas revistas mencionadas anteriormente) y comprando cremas que deberían contener cola arábiga o similar para poder tensar lo que ya no está tan tenso.
El tema celulitis, piel de melocotón y similares, mejor lo dejamos, porque se podrían rellenar páginas y páginas al respecto.

Bromas a parte, creo que cada edad nos aporta algo y tenemos que saber envejecer y aprovechar lo que nos ofrece la vida, y bueno tampoco tenemos que ser unas obsesas de la estética, hay que cuidarse y evidentemente antes te quitabas tres quilos en un nanosegundo y ahora ni con todo el Fairy del mundo (que va tan bien para quitar la grasa) hay manera. Yo me cuido o hago lo que puedo, pero hay gente que se deja, y van acumulando quilos y con ellos decepciones. Sino estamos a gusto con nosotros mismos, luego es más difícil proyectarlo hacia los demás.

Así que vamos a intentar caminar más, reducir el tabaco (eliminarlo sería lo mejor, va fatal para el cutis), comer más verdura y carne a la plancha y limpiarnos la cara cada día e hidratarnos, y ese espejo maldito del ascensor que no es el de la madrastra de Blancanieves, vamos a convertirlo en nuestro amigo con una sonrisa diaria, ya veréis como cambia. :-)