miércoles, 16 de enero de 2013

SALTA CONMIGO!

El salto de mi vida

Dicen que en esta vida hay que plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro. Yo como de hijos nada de nada, un árbol puede que haya una remota posibilidad y escribir un libro no creo, pero lo más parecido sea este blog, pues decidí desde hace mucho tiempo que saltar 4000 metros desde un avión en tandem sería una de esas cosas que quería hacer antes de morirme o volverme senil.
Dado que la economía de casi todos no es que sea muy boyante precisamente, estuve esperando durante mucho tiempo a que saliera una oferta (en este caso de Letsbonus) para poder hacer mi sueño realidad.
Y llegó la noticia en forma de email y me alegró la vida, un salto con vídeo y fotos, qué más podía pedir! Bueno, claro que fuese más barato y que fuera en verano, pero iba a ser que no. La oferta era de diciembre hasta febrero, así que ya me imaginé la rasca que haría al saltar, pero bueno, las ganas podían más que el frío.
Me apunté con una compañera del trabajo que también quería saltar y así lo decidimos. Así que el sábado 12 de enero a las 12h se realizaría nuestro salto. Bueno, ni hay que decir que a partir de que le comunicas a la gente que vas a pegar un salto, parece que te vas a la guerra. Entre unos que dicen que te vas a matar, otros que si has hecho testamento y demás.....te dan ganas de pillar una metralleta y empezar a disparar. Vaya tela! Pero bueno hay gente que es así, que dices que te vas a quitar una verruga en un brazo y te cuenta que a un conocido suyo le pasó lo mismo y acabó con el brazo amputado tipo American Horror Story.

Como el salto se hacía en Alp (La Cerdanya), pues una semana antes yo ya estaba mirando la previsión del tiempo, a ver si tenía que saltar con un abrigo de visón. Y bueno con un abrigo de visón no, pero justo el viernes bajaban la temperaturas.......
Lo primero que te dicen es que tienes que llevar unos guantes que se ajusten bien, tipo de esquí, para que no te salgan volando con el salto, así que como yo de esquiar más bien nada, pues nombré a una compañera suministradora oficial de mi outfit para saltar, así que me dejó unos guantes, un chaleco polar y otro de plumas. Ahora no os penséis que iba como el muñeco de Michelin, que no es eso, porque hay que ir cómodo pero abrigado. Eso sí, gorro de lana nada porque también saldría volando.

La gente de Skydivebcn son encantadores
Y llegó el día, para no perder la costumbre nos perdimos, porque el gps del móvil se volvió loco, pero al final mirando al cielo pudimos descubrir donde estaba el aeródromo, que no era en Alp, era en Das, que estaba al lado. La gente de SkydiveBcn son absolutamente encantadores, no hay nada que decir en contra. Aunque hace poco que la empresa está allí, tienen más de 10 años de experiencia en saltos en Ampuria Brava. La primera imagen que tuve fue la de un chico con un brazo roto, y claro piensas: “pues sí que empezamos bien”. Pero claro, puede que tuviera un accidente de moto y no saltando. Rellenamos unos papeles en los que como siempre los excluyes de cualquier responsabilidad y sobre todo para los que buceéis, no haber realizado una inmersión el día antes, más que nada porque puedes tener un accidente de descompresión. Pero bueno no nos pongamos dramáticos que hay que la gente es muy susceptible, je, je. Importante a tener en cuenta el peso, si pesas más de 90kg. no puedes hacer el salto. Bueno no era el caso de nosotras, incluso mi compañera puso dos quilos más,”a mi que me toque uno fuerte por si las moscas” me dijo.
Los preparativos empezaron pronto, no hay clase teoría ni nada parecido, te dicen cuatro cosas que te van repitiendo a lo largo del vuelo y en el salto y ya está, mejor porque dada mi memoria de pez, tampoco me iba a acordar. Te ponen un arnés bien sujeto y ala de camino hacia la avioneta, mi compañero de tandem era el director del centro, Alain, muy simpático, bueno como todos. No hacía mas que decirme: la cámara de fotos la tengo en la derecha y la de vídeo en la izquierda y tu sonríe y disfruta. Además de nosotras, también saltaban dos cámaras más que iban por libre para hacernos un vídeo extra no incluído en el precio, ellos la hacen sin compromiso y si te gusta y te lo puedes permitir, pues nada se lo compras.
Llegamos a la avioneta y cuando vi el tamaño de donde nos teníamos que meter pensé que yo iba junto con Alain en otra, pero resultó que no. Aquello parecía el camarote de los Hermanos Marx, 7 personas más el piloto y el copiloto. El despegue fue tranquilo y poco a poco pude disfrutar de ver La Molina nevada y la gente esquiando, hacía un tiempo fantástico aunque un frío importante. Yo estaba sentada en el suelo al lado de la puerta, así que era evidente que la primera en saltar iba a ser yo. Un poco antes de saltar, Alain me dice: “Siéntate encima mío” y pensé: “joder depende de quien te toque tienes el cielo ganado!”. Yo al menos como estaba en el suelo no me pegué ningún golpe en la cabeza, pero mi compi tuvo que ladear la suya para no darse con el techo. Una vez encima te sujeta bien y de repente se abre la puerta.........el frío te llega de golpe, salta primero el cámara y luego sentada encima de tu compañero de salto cuando tienes los pies colgando en el aire, pegas el salto con la cabeza hacia atrás......y ya está.....la mejor sensación de tu vida acaba de llegar. No es como cuando te subes en una atracción y bajas de golpe y te da un no sé qué en el estómago, no, no tiene nada que ver. También hay que decir que ellos se encargan de que estés entretenido haciendo el tonto con la cámara y el minuto de salto se pasa rápido. Luego un pequeño tirón y comienzas a planear y a disfrutar del fantástico paisaje, la visión con la gafas era supernítida, te da tiempo de relajarte y hablar con tu instructor, de dar vueltas y observarlo todo a vista de pájaro y estás feliz, porque al igual que me sucede con el buceo, soy una afortunada por ver cosas que seguramente muchas personas no verán y eso es algo que quizás no sea consciente de ello y debería serlo más cuando a veces que quejo de tonterías.

Pero como dicen “lo breve y bueno, dos veces bueno” y con ello el aterrizaje con las piernas por delante e intentando patinar, aunque yo acabé de culo, qué le vamos a hacer. Besos, abrazos y con ganas de saltar de nuevo.
Como teníamos que esperar para que nos dieran el vídeo, pues fuimos a comer, justo en el restaurante que estaba en frente del centro. Hay que reservar antes y los chicos del centro lo hicieron muy amablemente por nosotros. Por un menú de 15€ comimos un buen trinxat de la Cerdanya, albóndigas en mi caso y salmón y cabrito mis compis, tarta de queso y toda la sidra que quisieras, qué más se podía pedir!
Soy Songoku
Llegó la hora de mirar las fotos y el vídeo, y te puedes dar cuenta de la velocidad que llegas a alcanzar (200km/h) por el estado de tus mofletes, pareces de goma la verdad por no hablar de mis pelos que en alguna foto parecía Songoku, claro que luego hay que ser selectivo con las fotos que hay que enseñar a los amigos, je je. Mí vídeo era demasiado largo y para no aburrir a la gente, como sucede con los vídeos de boda, de 6 minutos que duraba lo edité para fueran 2 y todo el mundo contento. Por desgracia había fotos espectaculares y vistas increíbles en el otro reportaje que te hacían, pero yo no tenía dinero extra para ello, ya que entre el salto, la comida, los peajes, etc, pues la verdad es una pasta la que te dejas.
A la vuelta, curiosamente, nos paró la Guardia Civil, y yo pensé que estábamos en un episodio de Cuéntame, ya que en Catalunya es raro ver a la benemérita. Al bajar la ventanilla nos preguntan: “de dónde vienen ustedes?” y nosotras con cara de felicidad les respondemos: “de dar un salto”. Y ellos: “Y que tal?” y nosotras: “muuuy bien”, como si fuéramos las niñas de San Idelfonso, y al final nos dicen: “pues muy bien, ahora abran el maletero”. Evidentemente no había nada en el maletero, y fue un pura rutina, porque yo la mochila la llevaba al lado y ni la miraron.
De regreso a casa intenté dormir en el coche porque parecía como si me hubiera pasado un camión por encima, mezcla de la emoción, la tensión y el esfuerzo del salto, pero volvería hoy mismo si tuviera oportunidad. No descarto tampoco hacer algún bautizo de parapente, la sensación de volar da mucha paz, es diferente del buceo, pero tengo claro que yo soy de agua y de aire, la tierra aunque tengo los pies en ella no es lo que más me gusta.
Así que animaros que es una experiencia inolvidable. Y como decía la canción del grupo Tequila: “Yo digo saltaaaa, salta conmigo........”

 Mí vídeo de ese genial día