El salto de mi vida |
Dicen que en esta vida hay que plantar un árbol,
tener un hijo y escribir un libro. Yo como de hijos nada de nada, un
árbol puede que haya una remota posibilidad y escribir un libro no
creo, pero lo más parecido sea este blog, pues decidí desde hace
mucho tiempo que saltar 4000 metros desde un avión en tandem sería
una de esas cosas que quería hacer antes de morirme o volverme
senil.
Dado
que la economía de casi todos no es que sea muy boyante
precisamente, estuve esperando durante mucho tiempo a que saliera una
oferta (en este caso de Letsbonus) para poder hacer mi sueño
realidad.
Y
llegó la noticia en forma de email y me alegró la vida, un salto
con vídeo y fotos, qué más podía pedir! Bueno, claro que fuese
más barato y que fuera en verano, pero iba a ser que no. La oferta
era de diciembre hasta febrero, así que ya me imaginé la rasca que
haría al saltar, pero bueno, las ganas podían más que el frío.
Me
apunté con una compañera del trabajo que también quería saltar y
así lo decidimos. Así que el sábado 12 de enero a las 12h se
realizaría nuestro salto. Bueno, ni hay que decir que a partir de
que le comunicas a la gente que vas a pegar un salto, parece que te
vas a la guerra. Entre unos que dicen que te vas a matar, otros que
si has hecho testamento y demás.....te dan ganas de pillar una
metralleta y empezar a disparar. Vaya tela! Pero bueno hay gente que
es así, que dices que te vas a quitar una verruga en un brazo y te
cuenta que a un conocido suyo le pasó lo mismo y acabó con el brazo
amputado tipo American Horror Story.
Como
el salto se hacía en Alp (La Cerdanya), pues una semana antes yo ya
estaba mirando la previsión del tiempo, a ver si tenía que saltar
con un abrigo de visón. Y bueno con un abrigo de visón no, pero
justo el viernes bajaban la temperaturas.......
Lo
primero que te dicen es que tienes que llevar unos guantes que se
ajusten bien, tipo de esquí, para que no te salgan volando con el
salto, así que como yo de esquiar más bien nada, pues nombré a una
compañera suministradora oficial de mi outfit para saltar, así que
me dejó unos guantes, un chaleco polar y otro de plumas. Ahora no os
penséis que iba como el muñeco de Michelin, que no es eso, porque
hay que ir cómodo pero abrigado. Eso sí, gorro de lana nada porque
también saldría volando.
La gente de Skydivebcn son encantadores |
Y
llegó el día, para no perder la costumbre nos perdimos, porque el
gps del móvil se volvió loco, pero al final mirando al cielo
pudimos descubrir donde estaba el aeródromo, que no era en Alp, era
en Das, que estaba al lado. La gente de SkydiveBcn son absolutamente encantadores, no hay
nada que decir en contra. Aunque hace poco que la empresa está allí,
tienen más de 10 años de experiencia en saltos en Ampuria Brava. La
primera imagen que tuve fue la de un chico con un brazo roto, y claro
piensas: “pues sí que empezamos bien”. Pero claro, puede que
tuviera un accidente de moto y no saltando. Rellenamos unos papeles
en los que como siempre los excluyes de cualquier responsabilidad y
sobre todo para los que buceéis, no haber realizado una inmersión
el día antes, más que nada porque puedes tener un accidente de
descompresión. Pero bueno no nos pongamos dramáticos que hay que la
gente es muy susceptible, je, je. Importante a tener en cuenta el
peso, si pesas más de 90kg. no puedes hacer el salto. Bueno no era
el caso de nosotras, incluso mi compañera puso dos quilos más,”a
mi que me toque uno fuerte por si las moscas” me dijo.
Los
preparativos empezaron pronto, no hay clase teoría ni nada parecido,
te dicen cuatro cosas que te van repitiendo a lo largo del vuelo y en
el salto y ya está, mejor porque dada mi memoria de pez, tampoco me
iba a acordar. Te ponen un arnés bien sujeto y ala de camino hacia
la avioneta, mi compañero de tandem era el director del centro,
Alain, muy simpático, bueno como todos. No hacía mas que decirme:
la cámara de fotos la tengo en la derecha y la de vídeo en la
izquierda y tu sonríe y disfruta. Además de nosotras, también
saltaban dos cámaras más que iban por libre para hacernos un vídeo
extra no incluído en el precio, ellos la hacen sin compromiso y si
te gusta y te lo puedes permitir, pues nada se lo compras.
Llegamos
a la avioneta y cuando vi el tamaño de donde nos teníamos que meter
pensé que yo iba junto con Alain en otra, pero resultó que no.
Aquello parecía el camarote de los Hermanos Marx, 7 personas más el
piloto y el copiloto. El despegue fue tranquilo y poco a poco pude
disfrutar de ver La Molina nevada y la gente esquiando, hacía un
tiempo fantástico aunque un frío importante. Yo estaba sentada en
el suelo al lado de la puerta, así que era evidente que la primera
en saltar iba a ser yo. Un poco antes de saltar, Alain me dice:
“Siéntate encima mío” y pensé: “joder depende de quien te
toque tienes el cielo ganado!”. Yo al menos como estaba en el
suelo no me pegué ningún golpe en la cabeza, pero mi compi tuvo que
ladear la suya para no darse con el techo. Una vez encima te sujeta
bien y de repente se abre la puerta.........el frío te llega de
golpe, salta primero el cámara y luego sentada encima de tu
compañero de salto cuando tienes los pies colgando en el aire, pegas
el salto con la cabeza hacia atrás......y ya está.....la mejor
sensación de tu vida acaba de llegar. No es como cuando te subes en
una atracción y bajas de golpe y te da un no sé qué en el
estómago, no, no tiene nada que ver. También hay que decir que
ellos se encargan de que estés entretenido haciendo el tonto con la
cámara y el minuto de salto se pasa rápido. Luego un pequeño tirón
y comienzas a planear y a disfrutar del fantástico paisaje, la
visión con la gafas era supernítida, te da tiempo de relajarte y
hablar con tu instructor, de dar vueltas y observarlo todo a vista de
pájaro y estás feliz, porque al igual que me sucede con el buceo,
soy una afortunada por ver cosas que seguramente muchas personas no
verán y eso es algo que quizás no sea consciente de ello y debería
serlo más cuando a veces que quejo de tonterías.
Pero
como dicen “lo breve y bueno, dos veces bueno” y con ello el
aterrizaje con las piernas por delante e intentando patinar, aunque
yo acabé de culo, qué le vamos a hacer. Besos, abrazos y con ganas
de saltar de nuevo.
Como
teníamos que esperar para que nos dieran el vídeo, pues fuimos a
comer, justo en el restaurante que estaba en frente del centro. Hay
que reservar antes y los chicos del centro lo hicieron muy
amablemente por nosotros. Por un menú de 15€ comimos un buen
trinxat de la Cerdanya, albóndigas en mi caso y salmón y cabrito
mis compis, tarta de queso y toda la sidra que quisieras, qué más
se podía pedir!
Soy Songoku |
Llegó
la hora de mirar las fotos y el vídeo, y te puedes dar cuenta de la
velocidad que llegas a alcanzar (200km/h) por el estado de tus
mofletes, pareces de goma la verdad por no hablar de mis pelos que en alguna foto parecía Songoku, claro que luego hay que ser
selectivo con las fotos que hay que enseñar a los amigos, je je. Mí
vídeo era demasiado largo y para no aburrir a la gente, como sucede
con los vídeos de boda, de 6 minutos que duraba lo edité para
fueran 2 y todo el mundo contento. Por desgracia había fotos
espectaculares y vistas increíbles en el otro reportaje que te
hacían, pero yo no tenía dinero extra para ello, ya que entre el
salto, la comida, los peajes, etc, pues la verdad es una pasta la que
te dejas.
A la
vuelta, curiosamente, nos paró la Guardia Civil, y yo pensé que
estábamos en un episodio de Cuéntame, ya que en Catalunya es raro
ver a la benemérita. Al bajar la ventanilla nos preguntan: “de
dónde vienen ustedes?” y nosotras con cara de felicidad les
respondemos: “de dar un salto”. Y ellos: “Y que tal?” y
nosotras: “muuuy bien”, como si fuéramos las niñas de San
Idelfonso, y al final nos dicen: “pues muy bien, ahora abran el
maletero”. Evidentemente no había nada en el maletero, y fue un
pura rutina, porque yo la mochila la llevaba al lado y ni la miraron.
De
regreso a casa intenté dormir en el coche porque parecía como si me
hubiera pasado un camión por encima, mezcla de la emoción, la
tensión y el esfuerzo del salto, pero volvería hoy mismo si tuviera
oportunidad. No descarto tampoco hacer algún bautizo de parapente,
la sensación de volar da mucha paz, es diferente del buceo, pero
tengo claro que yo soy de agua y de aire, la tierra aunque tengo los
pies en ella no es lo que más me gusta.
Así
que animaros que es una experiencia inolvidable. Y como decía la
canción del grupo Tequila: “Yo digo saltaaaa, salta
conmigo........”
Mí vídeo de ese genial día