jueves, 24 de septiembre de 2015

LA MARMOTA: "Las casualidades de la vida tienen un sentido"


Con esta frase dicha por María (una de las propietarias) se podría decir que resume el espíritu de este fantástico local situado cerca del barri de Sant Antoni de Barcelona. No sé si a vosotros os ha pasado alguna vez, que vais a un sitio y os sentís como en casa, y eso es lo que me sucedió la primera vez que fui allí a desayunar con mi amigo Francesc un día lluvioso del año pasado. Me gustó tanto que lo he ido visitando de vez en cuando (no tanto como quisiera) y siempre intentando que me acompañara algún amigo más para que conociera el lugar. Pero esta vez he decidido ir más lejos y he querido indagar en el porqué, cómo y cuando y saber qué hay detrás de un nombre tan curioso para una cafetería/granja o como cada cual la quiera llamar.

Esta fue mi primera pregunta, porqué decidieron llamarlo así y no cabra montesa por ejemplo. La respuesta fue muy simple, primero habían barajado varios nombres y justo este estaba libre, además se decía igual en catalán (algo a tener en cuenta) y lo más importante, que todos los productos que se ofrecen son frescos y naturales como los que consume este simpático animal que además es muy sociable y eso es algo que se transmite en el ambiente. Por suerte para los clientes, las Marías (mira que llamarse igual las dos) no hibernan 7 meses en invierno, sino apañados íbamos!

El alma máter es la madera
Pero esta marmota es especial, porque funciona con 2 corazones, estos corazones son María
(sevillana) que lleva 7 años en Barcelona y María (finlandesa) que lleva 6. Ambas trabajaban en campos totalmente distintos a lo que es el mundo de la hostelería, pero el destino hizo que se conocieran en unas clases de catalán, como allí tenían que hablar y expresarse para tener una mejor práctica, hizo que se conocieran y que conectaran, incluso fue la profesora la que les animó a que tenían que hacer algo juntas, y así decidieron el 1 de septiembre de 2014 embarcarse en la aventura de montar La Marmota y con unos resultados positivos que se van incrementando día a día.



Curiosamente no se acuerdan de ese 1 de septiembre que abrieron pero sí de dos semanas después, exactamente el día 11, el de la Diada. “Fue una locura”, comentan, les pilló todo un poco por sorpresa porque no esperaban tanta gente, se les acabó la comida, pero también les sirvió para aprender el funcionamiento del mundo de la farándula hostelera, algo que conforme pasan los días tienen más por la mano, pero que siempre les aporta algo nuevo para ir creciendo y ofrecer un mejor servicio si cabe del que ya te dan.

Ahora está muy de moda las palabras, hipster, gastrobar, brunch, healthy, slowfood, etc....... ellas huyen de estas etiquetas, “Nosotras hacemos desayunos, no brunch” y toda la comida la preparan al momento, con lo cual requiere su tiempo, pero no quieren llamarlo “slowfood” y me parece genial y es que en este país nos gustan más una etiqueta que un trabajador de unos grandes almacenes en época de rebajas, y creo que ya es hora de llamar las cosas por su nombre y ser auténticos y no copiar vocablos por simple postureo.

Mi click flipó con el "Mollete" :-)
La carta de La Marmota varía cada 3-4 meses, aunque de vez en cuando te sorprenden con alguna cosilla nueva y está basada en ensaladas, sandwiches, zumos de frutas (que no de hortalizas), fantásticos desayunos y repostería casera. Parte de los pasteles los hacen ellas (a destacar el carrotcake, osea pastel de zanahoria) y de otros se encargan proveedores a pequeña escala que los elaboran de manera artesanal, hasta les podéis hacer encargos si queréis. Por supuesto la carta tiene toques del norte de Europa mezclados con el Sur y aquí está la gracia, una muestra de ello es el “Mollete”, algo muy andaluz, es un panecillo blanco ovalado que se sirve caliente y que en este caso en su interior está relleno de “zurrapa” que es una manteca de lomo ibérico, como una “manteca colorá”. Vaya si queréis energía con esto ya os digo yo que tiráis toda la mañana.

Uno de sus sandwiches estrella es el “Aneto” compuesto de salmón, aguacate, brie, espinacas y pan con harina ecológica.

Toda la carta intenta ser lo más natural y sana posible, aunque también hay lugar para tomarse una cerveza o un fantástico vino ecológico. No tienen una gama muy amplia de alcohol porque tampoco es un local que de pie a eso, dado que cierran a las ocho y media de la tarde, los sábados están hasta las dos y los domingos no abren.

Aires del Sur

La decoración del local también deja ver esa fusión norte/sur, la madera es el alma máter del local, fue totalmente decorado por las propietarias, y como me comentaron, echan de menos ir a Els Encants para buscar cosas interesantes. El toque andaluz lo tiene una silla de enea con un mensaje muy especial que pone “Antes sentía flamenco ahora sabor de café”, que precisamente fue el regalo de una clienta. Una vez al mes las paredes se visten con exposiciones de fotografía, dibujo o pintura, así que si estáis interesados, contactad con ellas. También imparten cursos de punto tanto en inglés como en castellano y bueno evidentemente están abiertas a cualquier propuesta que sea interesante y que se adapte a la capacidad del local (25-30 personas aprox.)

Las Marías están contentas hasta ahora con el resultado, dado el poco tiempo que llevan en el barrio, un barrio que por suerte cada vez está abriendo más locales, lo que comporta más vida y más variedad donde elegir. De momento es muy pronto para hablar de una Marmota 2, “todavía tenemos mucho que aprender” dicen ellas, se encuentran a gusto con lo que hacen y eso se nota hasta en la última hoja de espinaca que te sirven.

A nivel de ayudas, viviendo donde vivimos ya os podéis imaginar que poca cosa hacen las instituciones. Reciben una ayuda durante el primer año por el tema de mujer emprendedora menor de 35 años y luego ya sabemos las escandalosas cuotas que van a tener que pagar a nivel de autónomos, pero lamentablemente la cosa es así, en esto somos más del Sur que los países del Norte.

Y os estaréis preguntado: ¿pero tú comiste algo o solo te dedicaste a hablar?. Pues sí queridos
"Tatras"
amigos, me pusieron la mitad de un Mollete (menos mal que por la mañana había corrido 8 km en la cinta del gim!) y luego me pedí un “Tatras” que es un sandwich compuesto principalmente de humus, pepinillo, cebolla y espinacas, y para acabar una infusión de té blanco con un toque de canela que me encanta. Me quedé con ganas de un trozo de carrotcake, pero es que ya no podía más, así que a la próxima amenazo con zamparme un buen trozo.

En definitiva, La Marmota es un local abierto, sin fronteras, en que el te atienden en inglés, en finés (osea finlandés), catalán, sevillano y castellano, qué más se puede pedir! Y siempre con una sonrisa y una amabilidad extrema. Hace falta más gente como las Marías, que luchan por un sueño y que huyen de lo comercial, como diría mi madre: “despacito y buena letra” y de momento ya han sacado un sobresaliente.

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