El equipo al completo |
Un
día recibes un whatsapp de que tus amigas de Menorca vienen a
Barcelona para ir a Montserrat caminando, te preguntan que si quieres
ir y tú, como te apuntas a un bombardeo y más para disfrutar de su
compañía, pues dices que sí, y entonces te sueltan: son 57km! Y
ahí empieza la aventura. Y la verdad que lo ha sido totalmente.
Lo
primero de todo es saber qué llevarse, porque yo tampoco sabía muy
bien como funcionaba la cosa. Como la montaña no es precisamente lo
mío (ya sabéis que a mi me va más el mar) pues no tenía ni un
triste saco de dormir, así que me puse en marcha para lograr las
cosas que necesitaba. Gracias a una compañera de trabajo que es como
Félix Rodriguez de la Fuente (no le falta detalle a la joía),
puede conseguir lo básico: saco, esterilla, 2 palos telescópicos
por si alguien necesitaba un apoyo para caminar y una luz para la
cabeza. Yo por mi parte decidí ir al Mercadona para una crema de
pies refrescante y unas toallitas que siempre son necesarias en
momentos decisivos. Pero como soy muy previsora y siempre pienso en
todo el mundo, pues añadí voltarén en crema, 2 gorros de lana, un
pantalón de chandal, enjuague bucal, tiritas y mi carnet de donante
de órganos (en caso de caerme por un precipicio alguien se
beneficiaría del interior de mi cuerpo serrano! Je je).
En
el último momento, aunque no lo tenía previsto, decidí ir al Corte
Inglés y comprarme unos buenos calcetines y la verdad que fueron mi
salvación! Ni una ampolla, porque se pueden llevar las mejores
zapatillas del mundo pero si llevas unos calcetines de los chinos
pues ya te digo yo que te van a salir más ampollas que si te
hubieran picado unas avispas. Encima como hacían un 25% de descuento
por la compra del segundo par...pues eso hice. Nunca había visto que
unos calcetines tuvieran dos años de garantía como un microondas
pero resulta que estos si, ya ves tú.
Llegó
el día y allí mochila en la espalda me fui en tren hacia Gavá que
era el punto de partida. Abrazos, besos y presentaciones de los
nuevos compañeros de viaje y un gelocatil que muy amablemente Pepa,
la madre de una de mis amigas, nos dio. Por suerte las mochilas se
las llevaban en una furgoneta hasta el punto de descanso, sino esto
hubiese sido otra cosa, también hay que decirlo.
Y
empezamos la marcha, que allí había un montón de gente, vamos como
si nos fueran a regalar algo, poco a
poco el grupo se fue separando,
ya que cada uno iba a su ritmo, nosotras incluso paramos en una
tienda para comprar unas cervezas (no lo podemos evitar) para ir con
un poco de alegría por el camino. Cada cierta distancia nos
encontrábamos gente de la organización que nos daba agua y limones
y naranjas cortadas, hay que decir que llegó un momento que acabamos
un poco hartas de tanto cítrico, joer unos plátanos de vez en
cuando tampoco hubiesen venido mal para dar energía y aportar un
poco de potasio, porque yo las naranjas me las tomo mejor con un
vozka y van de muerte.
Empieza la marcha |
Y
ahí íbamos hablando, escuchando música otros y pasando el tiempo
lo mejor posible, a veces nos separábamos pero siempre nos volvíamos
a encontrar. Yo siempre digo que los momentos “toilette” siempre
unen, porque ver a unas cuantas mujeres en medio del campo
compartiendo toallitas del Mercadona no tiene precio! Ja ja ja y la
verdad es que se te quitan las tonterías, aunque bueno yo nunca he
tenido ese problema desde que miccioné con 22 años en un cementerio
de Edimburgo a media noche! Solo faltaba que una mano hubiese salido
de un tumba rollo Walking Dead!
Conforme
avanzamos nos alejamos de la ciudad para pasar a algo un poco más
verde, hasta vimos algún que otro caballo, el grupo también se
separó y quedamos Cinzia, Fernando, Yolanda y servidora que como en
un ataque de speed nos dio por aumentar la velocidad y ala como locos
hacia Martorell que era nuestra área de descanso. Estaba claro que
mientras antes llegásemos más tiempo tendríamos para descansar un
poco y comer algo. Iba oscureciendo y yo me convertí en el gusiluz
del grupo con mi chaleco reflectante y mi frontal para iluminar el
camino, que claro tenía que tener cuidado de girar la cabeza al
hablar porque sino dejaba ciegos a los de mi alrededor, así que ahí
me veis caminando con la cabeza un poco inclinada hacia el suelo (no
me extraña que me duelan hoy las cervicales) intentando no pillar un
desnivel para no tropezar, lo curioso es que encima tropecé. Tuvimos
un momento de: “pero qué me estás contando?” cuando le
preguntamos a una de la organización cuánto quedaba para Martorell,
respuesta: “cuando veáis al del sombrero blanco se lo preguntáis”.
Hubo un momento de silencio entre los cuatro.....sería Gandalf que
nos estaría esperando? El sabio de Érase una vez el Hombre?, así
que no respondimos y tiramos un poco contrariados con la respuesta.
Llegamos al Pont del Diable, que está encima del río Llobregat
entre Castellbisbal y Martorell, que vaya tela con la subidita y con
la bajada después de tantas horas caminando, pero felices porque eso
significaba que Martorell estaba cerca y la comida también!.
Reponiendo fuerzas |
Y
llegamos al parquing! Oe oe oe! Tras hacer cola y dar nuestro tiquet
de comida, pillamos nuestro bocata de butifarra aunque también había
de tortilla con queso, un vaso de cocacola o refrescos varios, caldo
y luego bollería, café y té, ahhhh y ahí se que había plátanos!
La
verdad es que dormir en un parquing a la intemperie es una cosa que
nunca me habría planteado....parecíamos unos disidentes que huíamos
de una guerra, pero en este caso no había barracones, bueno una
pequeña carpa para los afortunados que llegaron los primeros y se
pudieron resguardar del frío! Porque señoras y señores hacía un
frío del carajo! Todo hay que decirlo. Sacamos las esterillas,
totalmente recomendables para aislar el frío del suelo del saco, me
puse un gorro de lana, el forro polar, cambio de calcetines con su
correspondiente crema refrescante y ala intentar descansar. Intentar,
porque entre la luz del parquing, la gente que no se callaba y un
policía local que le dio por tener una conversación privada por
teléfono a nuestros pies (como no había sitio joerrr) pues dormir,
lo que se dice dormir no fue posible pero bueno estirar las piernas
al menos eso sí.
Momento
genial el de Arantxa con sus pantuflas paseando por allí, qué
grande! Había gente cojeando, con ampollas, rozaduras,
tirones....bueno lo normal, aunque había una furgoneta de la Cruz
Roja para esos menesteres. Momento de partir, pero ya había gente
que no podía continuar, pero gracias a los coches de la organización
no había problemas para que ellos llegaran al siguiente destino que
era Collbató.
Algunos
compis no pudieron seguir, pero nos los fuimos encontrando por el
camino ayudando a la organización para indicarnos el camino y darnos
agua y ofrecernos más cítricos. Así que Fernando y Yolanda, junto
conmigo renaudamos la marcha, no sin antes tomar la dosis de
gelocatil que Pepa nos había dado, momento tremendo cuando dijo
“alguien más quiere pastillas?”, ja ja genial. Esta vez la
marcha fue un poco más lenta, el cansancio se notaba y tengo que
destacar el esfuerzo de Yolanda porque caminar con rozaduras es algo
que yo no creo que hubiese hecho, pero como ella decía: “estoy
fuerte de piernas y lo voy a intentar......” y tanto que lo intentó
!
Y
ahí íbamos caminando por polígonos, encontrando gente de nuevo, a
Laura, Arantxa y Pepa, que esta mujer (Pepa) le deberían dar un
monumento por su paciencia por aguantar a una persona que se le pegó como una lapa con conversaciones que no llegaban a ninguna parte y que
su habilidad para saber llevar un palo para caminar se reducía a segar
los pies del que iba detrás. Nosotras cuando veíamos a ese personaje
en cuestión que era una mezcla de la Duquesa de Alba versión
Hobbit, intentábamos huir con las pocas fuerzas que nos quedaban.
Y
la oscuridad llegó completamente cuando pasamos por un puente tipo
como los de las pelis del Bronx,
estábamos Yolanda y yo con mi
frontal y una pequeña linterna que también traje por si las moscas
y nos avanzamos en busca de la luz, tipo “Caroline ves hacia la
luz”. Luego recuperamos a Fernando que apareció de repente (este
chico debe tener superpoderes) y allí seguimos, quedaba menos, más
caminos oscuros para llegar a Collbató, ya veíamos las estrellas
y las impresionantes montañas, un esfuerzo más para poder
descansar. Tomamos sandwiches de foiegras, magdalenas,
donuts....había chocolate con avellanas, y también macedonia de
kiwi y melocotón, pero como yo soy la niña de las alergias, pues ni
frutos secos ni melocotón ni kiwi......Y otra vez a sacar el saco y
demás, y mucho más frío.
Zipi y Zape al Filo de lo imposible |
Yo
no sé qué hora era, pero que estaba oscuro eso sí, nos despertaron
a gritos (la verdad es que me hubiese gustado tomar lo que se tomaba
la mujer que nos despertaba), pusimos las mochilas en la furgo, nos
despedimos de los compis que no podían seguir, las ampollas y
rozaduras hicieron mella en algunos de ellos, y allá estábamos
Laura y yo a darlo todo, y tanto si lo dimos! Primero a subir
escaleras para luego bajar y a mi bajar me va fatal para las
rodillas, al principio lo aguantaba...pero luego el dolor era
insoportable, no sé cuántas veces le pregunté a Laura de que si
estaba segura de que habría subidas y ella con una paciencia
infinita me decía que si....
Ver el amanecer lo mejor |
Íbamos
en fila india porque el camino era más bien estrecho y las
posibilidades de caerse por un precipicio si dabas un mal pie eran
bastantes, tanta piedra destroza a cualquiera.....pero ver amanecer
desde Montserrat......bueno no tiene precio, increíble! Por suerte
ya no íbamos tan apelotonados y nos encontramos con Arantxa y sus
compis y fuimos juntos con la calma pero sin perder ritmo, mi pierna
derecha (parte trasera de las rodillas más concretamente) me estaba
a punto de estallar con tanta bajada, la cojera iba en aumento y me
quería morir, pero tampoco me podía quedar allí, qué iba a hacer?
pedir un helicóptero que me viniera a buscar y pagar 6000€ por mi
rescate? Pues iba a ser que no, así que Laura en alguna ocasión me
daba la mano para subir alguna roca más grande de lo debido y ahí
seguimos.
Y
nosotras muertas y de repente aparece un tío bajando a toda leches por la montaña en plan Ironman, supongo que se estaría entrenando para
algún triantlon porque tenía unas piernas como Conan es sus mejores
tiempos. Y
aunque parezca mentira llegamos a las escaleras, que no se
acaban nunca y al final vi a María, subí el último tramo de
escaleras sonriendo y corriendo con mis últimas fuerzas para
fundirnos en un abrazo, lo había logrado! Un donut, un plátano y un
vaso de Acuarius me supo a gloria, y allí estaban Cinzia, Fernando y
Yolanda que me aplaudieron por mi esfuerzo y me sentí superfeliz por
haberlo logrado y por tenerlos ahí.
Lo conseguimos! |
Con
un esfuerzo de muerte fuimos a ver a la Virgen de Montserrat y
admiramos el interior de la iglesia, sobre todo sus múltiples y
diferentes lámparas. Compramos una vela, y aunque no soy
creyente...la puse por mi madre....solo pude estar un momento, porque
me emocioné al pensar en ella y aunque mi compi que estaba a mi lado
ya me ha visto soltar lágrimillas en alguna ocasión, no quería
que me viera y me fui, porque ella también necesitaba su momento
para estar a solas con sus pensamientos.
Y
bueno de vuelta para casa, ni me duché, me fui directa a la cama, con
unos dolores en las ingles como para tener una noche loca de pasión!
Ja ja ja
Ha
sido una experiencia que espero repetir en Montserrat, en el Camino
de Santiago o subiendo Montetoro o donde sea....pero con la misma
gente si es posible, porque en realidad no importa el camino sino las
personas con las que te rodeas. Por eso quiero dar mi agradecimiento
a:
Jose,
padre de Laura y María, por llevarme a casa en el coche porque ya no
podía más, por su saber estar y simpatía.
Pepa,
madre suministradora de gelocatiles, de Huesitos, por tener una
paciencia por aguantar lo que aguantaste, por hacerte más cercana al
hablarte de mi madre (intenté ocultar alguna lagrimilla gracias a mi
gafas de sol).
Arantxa,
porque eres genial con tus pantuflas en el parquing, por las risas y
porque seguiremos disfrutando de los conciertos de Fangoria y Las
Nancys Rubias.
Laura,
que aunque no te conocía, era como si ya te conociera gracias a las
redes sociales. Gracias por darme la mano en dos ocasiones para subir
esos malditos peñascos, por tu paciencia por todas las veces que te
preguntaba si “había una subida” porque mis piernas no
aguantaban más, y por hacer más ameno el último tramo para llegar
a nuestro objetivo.
María,
eres tan grande que no se te puede describir con una sola palabra
todo lo que representas, por esa alegría constante que desprendes,
por hacerme formar parte de esta aventura, por recibirme siempre con
una sonrisa y por escucharme en mis momentos bajos.
Cinzia,
que no te conocía tanto, pero eres como un osito dulce que dan
ganas de abrazar y con muy buena conversación que seguro que
seguiremos manteniendo aunque esta vez con un poco de pomada o un gin
tonic ;-)
Fernando,
que luchaste con esa maldita llaga en el pie, que aportas mucho en
una conversación, ayudándome a seguir y hacer el camino más ameno
y la verdad es que se puede aprender mucho de ti.
Yolanda... porque a pesar de esas malditas rozaduras, has hecho un
esfuerzo de jabata que yo creo que no hubiese podido hacer, no pudiste llegar al final, pero para mi es como si lo hubieses hecho. Que somos como Zipi y Zape o Tom y Jerry, pero que gracias a ti, he descubierto un
segundo hogar llamado Menorca y conozco gente maravillosa, y parte de
esta gente es la que ha compartido esta experiencia conmigo.
Fangoria nos espera ya lo sabes....Y como bien hoy tú has puesto en
el facebook: “Emprende
el viaje a Ítaca pero demórate lo más que puedas, haz muchas
escalas, teniendo siempre presente tu isla, la que estás buscando.
Al final llegas a Ítaca, y ¿qué vas a descubrir? Que la verdadera
Ítaca era el viaje”
Eso
sí, la próxima vez que vengáis a Barcelona contad conmigo para
tomar unas tapas y unas cañas! Hombre ya!
No hay comentarios:
Publicar un comentario